miércoles, 26 de octubre de 2011

La niña que salió de las sombras.

 Bueno, hoy toca un cuentito de terror! Espero que os guste...


Óscar corría rápidamente por las oscuras calles de Lleela, un pequeño pueblo de Tailandia, al que había ido para visitar a un amigo. En un principio, habían acordado encontrarse en el aeropuerto, pero Óscar le había estado esperando media hora, y había llegado a la conclusión de que la mejor opción era salir a buscarle, ya que era un pueblo pequeño, y la gente hablaba inglés, idioma que él dominaba. Sin embargo ahora, el estar en el aeropuerto, solo en un banco, rodeado de gente, y seguro, no le parecía una idea tan mala. Pero cuando quiso volver, vió que estaba perdido.

 Llevaba dando vueltas por lo menos tres horas, y estaba seguro de haber visto cinco veces la misma señal de Stop en el tiempo que llevaba andando, así que decidió tomar otro camino. No lo había cojido antes porque a simple vista, ya repelía; era un callejón de un holor horrible, lleno de ratas que salían cuando enfocabas una luz hacia la calle, y estrecho, muy estrecho, que para él, era lo peor, dado que tenía claustrofobia. Sin embargo, era eso o seguir dando vueltas sin sentido, y no quería hacer el tonto.

 En cuanto se adentró en la oscura calle, sintió que no había sido una de sus mejores ideas. Un gélido viento le cortó la respiración, y empezó a escuchar unos extraños ruidos que venían de lo lejos. De pronto, un hombre mayor, de unos cincuenta o sesenta años, apareció corriendo del fondo de la calle, y lo miró con gesto de terror. Óscar, algo extrañado, se puso delante del señor, lo que le obligó a parar.

 -¡Oiga, señor! Espere un minuto. ¡Por favor!-le rogó Óscar, en un perfecto inglés- Mire, es que estoy perdido, ¿podría ayudarme? Estoy buscando a Joaquín Reyes...

 -¡Vete, muchacho!-le chilló el viejo en todo el oído-¡Escapa! ¡Huye! ¡Ya vuelve! ¡Corre!-acto seguido, el hombre lo apartó de un empujón y se fue.

 Óscar, indignado por la poca hospitalidad de los vecinos de ese pueblo, siguió andando. Cuando no llevaba ni dos minutos recorridos, unas extrañas sombras negras empezaron a inundar el ya por si pequeño espacio que había. Sin embargo, no le dio mayor importancia. Pero, una vez hubo recorrido más trecho, vislumbró la silueta de una niña girada contra la pared. No debía de tener más de diez años, y su larga melena se confundía con el principio de su abrigo negro. Parecía triste por algo.

 -Niña, ¿que ocurre? ¿Te has perdido? ¿Donde están tus padres? -le preguntó Óscar.

 -Siempre los asusto... Nunca se quedan conmigo. No tengo tiempo ni de decirles hola... Siempre se van... Y me siento muy sola... Muy, muy sola...

 -¿De qué hablas? ¿Dónde están tus padres?

 -¿Tú has venido para quedarte conmigo? ¿Sí? ¿Tu te quedarás conmigo?

 -Pues claro, pero primero dime tu nombre.

 -¿Mi nombre? Tengo muchos nombres...

 -Sí, pero solo uno es el de verdad. Dime el que te pusieron tus padres al nacer.

-¿Mis padres?-la niña se giró de todo, y Óscar pudo vislumbrar el principio de una sonrisa traviesa.-¿De verdad quieres saberlo?

 -Pues claro.

 -Me llamo... Nancy.

 Eso fue lo último que escuchó Óscar antes de que la oscuridad se lo tragara.


2 comentarios:

  1. TIENES UN PREMIO EN MI BLOG!!!!!!!!!

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  2. Holaa, lo del premio es en mi blog de In my mind, no se porque te sale el otro blog, el otro blog es de mi instituto, serias tan amable de borrar el comentario del blog, POR FAVOR!! El premio está en:
    thingsinmymind97.blogspot.com

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