domingo, 23 de octubre de 2011

Cartas A Una Vieja Amiga- Marina (III)

 Mis queridiiiisimas amigas:


 Me ha gustado tu idea, Martina, y ahora yo tambien voy a escribiros conjuntamente, que si no, no llegan ni para dentro de una década... El cartero me mira mal cada vez que le doy una carta, ¡imbécil! Ese no sabe lo que es el paro...

 Bueno, Martina, me alegro un montón de que las cosas te vayan tan bien. Una novela, una galería... Estarás que flipas. Pues yo también tengo cosas que contaros. Muchas, en realidad. Pero más adelante.


 Martina, querida, es que yo siempre he sido la dulce del grupo, como dijo el test de CPP, asi que tengo que exteriorizarlo. ¿Y de que forma? Pues abrazando a la gente. Y Tré era el que estaba más cercano. Aparte, llevo más de diez años adorándolos, y si los veo, ¡tengo que pillar cacho! Suerte que no le pedí que me dejase embarazada... ¡Hay, que bien me cae Tré! Me ha prometido que vendrá a verme. Juas juas, lo quiero ver yo, hablando con las mulas y las vacas.

 Rebe, amada de mi alma, te estaré eternamente agradecida por habernoslos presentado. Fue, si no el primero, uno de los mejores días de mi vida. De verdad. Y sobre ese tema, creo que Martina ya lo ha dicho todo.

 Bueno, vamos con mis noticias. ¿Por cuál empiezo? Pues mirad, yo, los viernes por la tarde, no sé si os lo he contado, trabajo en un club de noche; no, no es un puticlub, malas pécoras. Es un local donde se hacen actuaciones en directo, y yo soy la cantante principal. Bueno, en cada mesa hay una carta con las canciones que me sé y demás... Tengo que llevaros, un día de estos. El caso es que estaba toda motivada, cantando "Rehab" de Amy Whinehouse, cuando, al terminar, un chico se me acerca y me pide que si, por favor, tenía un minuto. Bueno, la cosa fue que: ¡Me pidió que fuera la cantante de su grupo! Son unos rockeros de muerte, tocan genial, y estoy encantada, porque sí, acepte. ¡Por supuesto! El chico se llama Rian, y es el bajista; luego están Jake, el guitarra, y Tony, el batería. Sí, Tony. ¡Como Tonio! Aunque no se parecen en nada... Bueno, pues enlazo con la segunda noticia, que no es una noticia, en realidad, porque ya viene de lejos; George y yo no estamos muy bien ultimamente. A ver, cuando le dije lo del grupo, no se alegró bastante. Dijo que ya teníamos dinero de sobra, que para qué quería yo más trabajo. Le intenté explicar que no lo hago por dinero, que siempre quise hacerlo. Pero no hay manera. A veces pienso que no me toma en serio, que en realidad es un machista que piensa que debería estar en casa, lavando, fregando y cuidando niños; pero yo no quiero acabar así. Porque os veo, a vosotras dos, mujeres modernas, y pienso que por qué no puedo ser yo también una mujer moderna. Que por qué no puedo ser libre.


 Pensaréis que estoy exagerando. Puede. En realidad, no sé ni lo que digo; estoy sacando las cosas de quicio. Siempre fui un poco victimista. Bueno, no importa. Seguro que George y yo lo arreglamos.

 A propósito, Martina, yo tengo veinticinco años, no sé cuantos tendrás tú. ¿Cómo iba a tener veinte años y dar clase de literatura? ¿Cómo iba a tener Rebe veinte años y trabajar en Apple? Deja de beber, te sienta fatal.

 Bueno, un beso a las dos. Os quiero.

                                                                                                            Marina.

 P.D: Totalmente equivocada, Martina. Si hablas con mi George, mejor vete luego directo a la ducha, que si no quedas de un pegajoso...

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